El vuelo tenía un retraso, todos desesperados por ya viajar. Llamaron a abordar nueve horas después y los peregrinos de Ecuador no podíamos creer la aventura que estábamos por vivir.
Después de doce largas y cansadas horas de vuelo habíamos llegado a nuestro destino, Madrid, capital de España.
Mi mente creaba todas las situaciones que estaba por disfrutar en este magnífico evento, pero todo salió mejor de lo que había pensado.
Calles limpias, mucha cultura y sobretodo gente muy amable que nos acogieron y trataron espectacularmente sin importar que seamos de otros países, este era el vivo ejemplo de Jesús en la tierra, grandes detalles como estos caracterizaban a las hermosas ciudades Españolas, las mismas que estaban por experimentar uno de los eventos más importantes de la iglesia Católica; la Jornada Mundial de la Juventud, donde miles de jóvenes de todas las partes del mundo nos reunimos al encuentro con el Papa Benedicto XVI, quien viajó a Madrid a dar su mensaje dedicado a la juventud de Dios.
Las calles estaban llenas de gente flameando las banderas de sus respectivos países, esperando que llegue el día en que nuestro Santo Padre de la misa.
Negros, blancos, rubios, morenos, grandes, pequeños, ricos y pobres reunidos en un solo lugar y con un solo propósito, el de escuchar la palabra de Jesús de los labios de su sucesor en la tierra.
Cuatro Vientos fue el lugar que nos acogió durante la vigilia de adoración y la misa, desde muy temprano los jóvenes lo esperamos, soportando el calor asfixiante del verano, pero era más fuerte la emoción que sentíamos al saber que vamos a verlo y escucharlo. El Santo Padre Benedicto XVI, llegó a Cuatro Vientos a las 20:00 horas y su arribo fue muy emotivo, gritos y aplausos se escuchaban entre lo que era una multitud y un mismo corazón.
Impresionantemente una fuerte lluvia y viento nos sorprendió en el momento de la vigilia, pero la Fe que cada uno de los peregrinos teníamos era más fuerte y en lugar de que esto se vuelva un impedimento para que la bienvenida continúe se convirtió en el elemento que la hizo más emotiva. El Papa, luego de presenciar la fe en los jóvenes y de concluir se despidió con unas palabras “¡Hemos vivido una aventura juntos! Que durmáis bien y nos veremos mañana si Dios quiere”.
Amaneció, todos listos para la misa, nuestro glorioso Padre llegó, fue muy emocionante escuchar sus sabias palabras , pero la Santa Misa llegó a su fin , anunciando la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud que será en Río de Janeiro (Brasil) , los brasileños gritaban y saltaban de alegría.
Los tiempos han evolucionado, los jóvenes hemos cambiado pero no cabe duda que Dios todavía reina en nuestros corazones, un claro ejemplo de esto fue la Jornada Mundial de la Juventud. Esperamos que cada día más jóvenes se sumen a vivir esta experiencia inolvidable que es la de tener a Cristo en sus corazones.
